viernes, 18 de julio de 2008

Esos viernes que no cambio por nada

Un viernes cualquiera. En el lugar de siempre, ese bar que tanto les agobia, que a veces tan poco les gusta, pero que siguen yendo todos los viernes, siempre los viernes, siempre a la misma hora.
Pero nunca están los mismos, eso cambia.

Allí están con ellos las ilusiones, ilusiones en la vida, ilusiones para el finde, ilusiones para el futuro, ilusiones de pareja, ilusiones profesionales, ilusiones que comparten, cada día es algo distinto, sólo saben a que garito entran, pero nunca saben con que emociones saldrán.

Alguna vez que otra alguien salta con una frase sin sentido, pero que detrás de ella se esconden muchas cosas, y es que si algo les gusta es hablar entre líneas, todos saben que quiere decir algo, pero el qué les tocará descubrirlo más adelante. Porque eso es lo que les gusta, el misterio, la imprevisibilidad, el poder hacer sus quinielas con uno u otro tema…

Tras una caña, y otra y otra, comparten todo lo que les sale de repente, nadie se siente cohibido, porque ya se conocen, saben que ese espíritu que tienen, esas ganas de comerse el mundo, esas cosas que todavía ven lejanas por ser de “mayores”, no les llenan. Todavía tienen metas a las que llegar y no precisamente es formar una familia, aunque también es un tema de los que charlan. Su meta es realizarse, disfrutar de sí mismos, disfrutar de los demás, disfrutar de las vacaciones, disfrutar de las aventuras, disfrutar de las nuevas oportunidades y por qué no, disfrutar estudiando. Tienen sueños, los quieren cumplir y los van a cumplir, porque no hay nada que se anteponga a los sueños de una persona que tiene mucho por vivir.

Cada semana es un nuevo sueño, nacen, tienen su momento álgido y se acaban, como la caña que acaban de tomarse, ahora les sirven otra, y sus sueños vuelven a fluir. No les importa que no se cumplan, porque saben que volverán a tener otro, saben que pueden fantasear con su vida, siempre con los pies en la tierra, siempre sabiendo qué sueños son los que van a hacer realidad. Y es que querer no es poder, si tú quieres puedes, eso lo tienen claro, por eso se permiten el lujo de soñar, por eso pueden llegar cada viernes a “su” bar de siempre a imaginarse su futuro, por muy surrealista que suene si quieren lo consiguen.

De hecho ya han conseguido todo lo que de momento se han ido proponiendo.

Este febrero una de ellos visitó Cuba, allí compró unos collares, las chicas de su clase decían que sólo llevaban para sus amigas y se cogían dos…tres…pero ella necesitaba más. La de la tienda le dijo que no se podía tener tantas amigas, con letras en mayúsculas AMIGAS. Las chicas de su clase apoyaron su punto de vista, ella se quedó pensando, lo mismo es cierto, y se puso a pensar realmente cuantas amigas de verdad tenía. Joder, pues me salen bastantes, pensó, y es que los amigos no se cuentan con los dedos, los amigos se cuentan con el corazón, no importa si son tres o seis, importa que durante AÑOS, te han demostrado y has demostrado una gran capacidad para empatizar con esa persona, que durante años hayáis pasado por crisis, pero también que las hayáis superado con mucha elegancia.

Pero que más da, siempre les ha dado igual, ellos nunca piensan en los demás, simplemente en ellos mismos, sus sueños, sus momentos juntos y por qué no sus cañas de los viernes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que buen rollo me da leer esto!!!!!!!!!! Estas en lo cierto, la gente se preocupa en contar amistades...sin valorar en qué le aportan las que tienen.